suave madrugada





aunque los dedos estaban en el aire, paralizados por un viento invisible, podía sentir su suavidad como una delgada, casi transparente piel de agua, marcada por un poema que no se dejaba escribir, pero ahí estaba, presente como una sombra en la oscuridad rasgada por las luces de afuera, la simulación de la Luna, la brasa del cigarrillo, el relámpago del encendedor, la televisión.
inmensa
inabarcable
lluvia sin bordes
gajos ásperos capullos
desequilibrando la lluviasusmanos
los pasos en la madrugada más débil sobre el piso blanco sin huellas ni reflejo. la mano arrastrándose por la pared, suplicando realidad tangible vida despojada apenas del recuerdo y las transparencias líquidas del recuerdo los innumerables cadáveres de una misma mujer.

la sensación, en la superficie, es una espalda rota, una columna vertebral tan quebrada que no puede asemejarse a una serpiente, el puente más largo del continente destruido a mitad de camino, una mano que tiende a otra mano que tiende a infinito. la sensación, en lo profundo, es extrañamiento y pérdida. la imagen: una escalera mecánica hacia ningún lado. otra imagen: un adolescente cuyo único refugio es un programa de radio de madrugada sobre rock n’ roll se entera que dicho programa será cancelado próximamente. una tercera imagen: una carta enviada a una mujer que se acaba de mudar y muere.

es tácito.

la primera persona del plural está renga.

la tercera persona del singular masculino no está.

una cabeza se asoma desde atrás de una pared y mira. se advierte, tarde, que es el espejo. es el espejo. enciende otro cigarrillo y sirve jugo de naranja. espera sentado en la silla. hay música bajita y una película en el televisor. fumando, sale al balcón. espía a los posibles caminantes. las ramas de los árboles tocan la baranda al agitarse con el viento. el humo se aleja de la boca hasta desaparecer. la colilla cae al agua contra el cordón de la vereda y entra, desnudándose, hacia el baño. ducha. la piel reacciona ante el aire frío de la sala. todavía húmedo, el cuerpo hunde sábanas y colchón. parado en algún lugar del departamento.

la boca se entreabre. dice:
            -no.
             pero no me doy cuenta de qué niego.







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