la vida invisible en Orestes

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sin piedad el impune. como no quda nada, nada vendrá y a nada voy. lo importante es moverme. ahora, cerca del final, me vienen recuerdos, como una nostalgia más bien ajena. no puede ser otra cosa que el instinto de superviencia de Orestes, que intenta retenerme. vuelven las difusas imágenes de mis padres corriendo, de la mano, por la avenida Sur. y el sol terrible que los acompañaba o los tragaba o me rechazaba a mí. esa última imagen de ellos corriendo, que por mucho tiempo no supe si jugaban o huían o sólo estaban apurados. era una incertidumbre que me tenía sin cuidado y conocer la verdad de mi tía no cambió nada. esa fue siempre la última imagen de ellos. pero también recuerdo la primer lluvia de estrellas que vi, que se aprecian tanto en el cielo de Orestes (tal vez sea ésta su única ventaja o virtud) las veía caer y atravesar el cielo como insectos, luciérnagas veloces, kamikazes. el cielo iluminado tremendamente, de un amarillento fuego que se apagó fundiéndose con la oscuridad púrpura de la noche marciana. allí, sólo y derrochado, estuve bajo la legión de estrellas caídas pensando con el cuerpo que empezaba a entende algo sobre mi vda y asi gestaba mi primer futuro, que hoy es presente y promesa a la vez
confío en que es imposible retenerme. en la superficie, estos recuerdos inducitods solo refuerzan mi determinación. y en el fondo son razones para irme. porque si aún recuerdo, si conservo esa memoria, es que algo hago mal. porque no logré, en este tiempo de alejamiento, desprenderme de las pocas emociones que me ligan a este lugar, y que al fin y al cabo, son tan artificiales como cualquier otra cosa


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una palabra es lo que necesito para el fin justo, certero, y encontrar el momento bajo el cual logre perderme para siempre. encontrar el exilio casi fuga, después sepultarlo todo en el cráter y alcanzar el olvido y el anonimato definitivos que me abran el camino a lo que, por capricho, quiero llamar "la vida"... y que no es más que dejar este pueblo, esa gente, y todo recuerdo que contenga
hace unos días, por la mañana caminaba el pueblo, y pensaba: sé, en este momento sé que todo lo que vivo es prólogo de mi partida











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