(panacentaura de Marte)









-acá puedo llorar…
yo conseguí un puesto en el puerto pirata, donde siempre hay una vacante de trabajo a cambio de un precio que te deja vivir. nos instalamos rápido en Sainuro. una casita pequeña llena de espacios vacíos y hambre. un ventanal que la deja sonreír o llorar a ella. cuando llegamos nadie preguntó nada. nadie sabía cómo nos llamábamos o de dónde veníamos. nadie se interesaba y nos gustaba saber que estábamos a la deriva en Marte, que Sainuro era una ciudad fantasma y que fuera de nuestra casa no había nada que nos interesara salvo el cielo morado
-…pero no es necesario. porque no tenemos nada




















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