(otra cartita lésbica)







a veces me parece que lo único certero, lo único cierto, es la memoria, la mía. que lo único que tengo y que soy es memoria, que siempre se confunde con el pasado y nada que ver. es la sensación de no existir y a la vez haberme perpetuado en un lugar invisible e inaccesible, casi secreto aunque grite tanto. y no, no es que grite. saco fotos, o te beso (trato de besarte), te escribo cartas que van a parar a la calle, pájaros que se estrellan contra las vidrieras, diarios quemados, discos rígidos en corto circuito, qué sé yo. memoria, trasparencias encima del precente, incrustaciones en la espera. ¿me entendés? no me entendés, a veces estás tan lejos que parecés otro recuerdo, aunque te esté viendo ahora, aunque estés pegada a mí y me digas las cosas que me decís cuando quiero que las digas. y otra vez te saco la foto, otra vez trato de congelar el momento, el lugar exacto del placer, el instante imposible y se me acaban los sinónimos.
pero el filo también es algo suave. por eso te acaricio con las uñas de los pies, por eso paso los dientes por tus hombros. por eso, siempre por eso, trato de lastimarte un poquito, para que te quede la marca, que es otra polaroid pero más perfecta.
que la memoria, decía. cuando saco una foto, es como si el lente fuera toda mi vida. miro a través de mi vida entera y no veo otra cosa que una proyección de mí misma, una sombra con forma de mundo, de árbol o monolito, de perro tirado en la estación, de vos, de tus piernas, del cielo. es una omnipresencia, tan fosforecente todo. y a veces miro a través de vos, aunque sea imposible. a veces pretendo acordarme de tu vida también, como para hacer de cuenta que tu lugar invisible e inaccesible me está permitido sólo porque lo intento.







  






        

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