(panacentaura de Marte)
una vez más volvimos al Mercado Viejo de Sainuro a busca ropa de abrigo para el invierno y el tocadiscos que necesitábamos con cierta urgencia. la música marciana nos agradaba, sin embargo no podíamos evitar cierta nostalgia, eso sí, libres de toda angustia. yo siempre lo asocié con la identificación: no había en Marte nada que hablara de nosotros. ella sostenía que en Argentina tampoco, y era cierto. pero no se podía negar que al menos hablaba de algo que conocíamos desde adentro
ella se compró un tapado de piel sintética con puños y bordes de piel bastante glamoroso y gastado. yo compré uno similar pero sin piel en los bordes. era marrón muy lindo y abrigado, tenía un corte antiguo, como mediados del siglo veinte
-ahora, ¿ dónde, en pleno siglo veintiuno, en Marte, conseguimos un winco ?
nos sorprendió un comerciante inglés, alto, de rasgos marcados y acento inexorable. nos llevó a un local a unas dos cuadras del Mercado Viejo, asegurando que tenía lo que necesitábamos. era un aparato tan viejo como nuestros nuevos abrigos, con patitas, púa, parlante, y otras cosas que nosotros no comprendíamos pero sonaban importantes, el inglés las hacía sonar indispensables y era seguro que aquél era nuestro día de suerte. después se sacó los anteojos, se sentó en un sillón de apariencia aún más antigua que el winco y dijo
-me cuesta mucho venderlo, era de mi bisabuelo. me lo traje sin esperanzas de poder venderlo, o con esperanzas de no poder venderlo. acá no tiene mucho sentido un winco, acá todos hace un esfuerzo por olvidar todo lo que tenga que ver con la tierra. no sé ustedes, no me importa. necesito el dinero para poder volver a Bretaña cuanto antes. el winco funciona bien, es suyo por tal precio
el monto que pedía sobrepasaba por mucho nuestro diminuto presupuesto y le dijimos que no. pero le prometí buscarle un lugar en algún crucero de carga. le aseguramos que, aunque no es la forma más cómoda de viajar por el espacio exterior, si mantenía buenas relaciones con la tripulación, no pasaría ninguna necesidad y llegaría rápido a Bretaña, ya que los cargueros no hacían escalas como las naves de pasajeros. estuvo de acuerdo y en los primeros días del invierno el inglés viajaba ya hacia la Tierra y nosotros escuchábamos a Spinetta en nuestra casita, junto con unos cuantos discos más que nos vendió por el presupuesto inicial que teníamos para el winco
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