Volver a donde no estaba.
decir "peregrinar" para hablar de un viaje inefable* negando hasta la
última raíz de mis antepasados. me refiero un viaje por la ciudad anónima. atravesar hasta las alcantarillas y decir que soy yo. atravesar todas las huellas, todos los pasos de todos los que tienen ojos y
no ser visto por ellos. ni siquiera un poquito.
es tuyo el don de lo invisible? -decime si eso no lo dijo Alejandra
sos poseedor de todas tus sombras?
tenés vida entre los dedos?
anoche hice el amor y a penas sentí aquello que se llama cuerpo. yo-no-era-visto. yo no era visto. sin dones ni posesiones, fui dueño, al menos por un segundo, de la oscuridad de otro ser. yo estaba solo en su oscuridad. ella bailaba donde bailan los melancólicos. bailaba con una ausencia. y percibía, despacito y sin decir nada, el movimiento que ejercían mis orejas. yo-no-era-visto tenía una vida entre los dedos que negaba hasta la última raíz de mi futuro.
al día siguiente desperté en un charco de sombra. húmedo y bailable. destartalado, exahusto, algo borracho por tantas noches sin luna. y cuando bajé a la cocina a desayunar (apenas me quedaban tres huesos en el cuerpo), ni siquiera mi madre me veía. le pedía leche y ella hablaba
dialecto para mí desconocido. le decía "vainillas" y ella se volvía hacia las flores del zaguán. le decía "madre" y se miraba la espalda. yo estaba al borde de mí mismo. al borde de un mundo externo. y qué era aquello de "externo"? cómo podía imaginar yo que había algo por fuera de mí? cómo concebir la idea de que esa bailarina, esas sombras y esa madre no estaban sólo en mí sino que se movían más allá de los límites de mi cuerpo? sentía un demencial desasosiego. de pronto las flores empezaron a oler por sí solas y mis pestañas... diré que mis pestañas no fueron las mismas: estaban ante una visión inaudita. creo que tenía que volver a dormir. buscar el charco de sombra, hundirme en música. hacer el amor. escupir sombra y volver a donde nunca estaba.
consideré que de esa forma se escribe un poema.
decidí que así se escribe un poema.
(y no lo escribí
naturalmente)
decir "peregrinar" para hablar de un viaje inefable* negando hasta la
última raíz de mis antepasados. me refiero un viaje por la ciudad anónima. atravesar hasta las alcantarillas y decir que soy yo. atravesar todas las huellas, todos los pasos de todos los que tienen ojos y
no ser visto por ellos. ni siquiera un poquito.
es tuyo el don de lo invisible? -decime si eso no lo dijo Alejandra
sos poseedor de todas tus sombras?
tenés vida entre los dedos?
anoche hice el amor y a penas sentí aquello que se llama cuerpo. yo-no-era-visto. yo no era visto. sin dones ni posesiones, fui dueño, al menos por un segundo, de la oscuridad de otro ser. yo estaba solo en su oscuridad. ella bailaba donde bailan los melancólicos. bailaba con una ausencia. y percibía, despacito y sin decir nada, el movimiento que ejercían mis orejas. yo-no-era-visto tenía una vida entre los dedos que negaba hasta la última raíz de mi futuro.
al día siguiente desperté en un charco de sombra. húmedo y bailable. destartalado, exahusto, algo borracho por tantas noches sin luna. y cuando bajé a la cocina a desayunar (apenas me quedaban tres huesos en el cuerpo), ni siquiera mi madre me veía. le pedía leche y ella hablaba
dialecto para mí desconocido. le decía "vainillas" y ella se volvía hacia las flores del zaguán. le decía "madre" y se miraba la espalda. yo estaba al borde de mí mismo. al borde de un mundo externo. y qué era aquello de "externo"? cómo podía imaginar yo que había algo por fuera de mí? cómo concebir la idea de que esa bailarina, esas sombras y esa madre no estaban sólo en mí sino que se movían más allá de los límites de mi cuerpo? sentía un demencial desasosiego. de pronto las flores empezaron a oler por sí solas y mis pestañas... diré que mis pestañas no fueron las mismas: estaban ante una visión inaudita. creo que tenía que volver a dormir. buscar el charco de sombra, hundirme en música. hacer el amor. escupir sombra y volver a donde nunca estaba.
consideré que de esa forma se escribe un poema.
decidí que así se escribe un poema.
(y no lo escribí
naturalmente)
1 comentario:
reflejos de luz en las pestañas
Publicar un comentario